En diciembre de 2022 contactó con nosotros Laberinto Gris, la empresa fundada en 2005, con sede en Zaragoza, que gestiona la obra de Luis Royo (y de su hijo Romulo Royo). El propósito era que, para potenciar la presencia de los trabajos de Royo en los videojuegos de los 80 y 90, buscar nuestra colaboración aportando algunas máquinas y videojuegos de aquella época.  Del 15 de enero al 15 de abril de 2023, se pudo disfrutar de la exposición virtual que albergaba una amplia recopilación de la obra de Luis Royo durante los años 80 y 90 mientras que en la sede de Laberinto Gris se exhibieron algunas de las obras más representativas del artista durante esas décadas, dando lugar a emblemáticas portadas de comics, videojuegos, películas, discos y libros de ciencia ficción y fantasía.

Aunque esta exposición iba más allá de su obra en el mundo de los videojuegos, nosotros nos centramos en nuestro ámbito y lo primero que hicimos fue una profunda labor de documentación,  consultando tanto fuentes de la Web como preguntando a Laberinto Gris, y al propio Royo, acerca de todas las apariciones de su obra como carátulas de videojuegos, y en revistas relacionadas. 

A petición de Laberinto Gris, nuestro compañero Eduardo Mena escribió una breve introducción respecto a la importancia del trabajo de Royo en el mundo de los videjuegos de los 80 y 90, texto que incluyeron en la web de la exposición, y que recogemos aqui:

"Recuerdo una época en la que los videojuegos no tenían los gráficos realistas que podemos ver en los actuales. Una época en la que los diseñadores gráficos de videojuegos se esforzaban para que un puñado de píxeles, de muy limitados colores, transportaran al jugador a planetas remotos, carreteras sinuosas, bosques plagados de peligros, o campos de batalla infestados de temibles guerreros enemigos. Añadir o eliminar un píxel aquí o allá marcaba la diferencia entre un personaje “casi” real o un simple monigote. Afortunadamente, los jugadores contaban con una poderosa arma que complementaba aquellas limitaciones técnicas, la mejor de las tarjetas gráficas: su imaginación.

Y para espolear esa imaginación, la importancia de las carátulas de las cajas o estuches que contenían los videojuegos en su formato comercial (cintas de cassette o, posteriormente, disquetes). Los videojuegos se compraban admirando sus carátulas. Al contrario que los carteles de las creaciones cinematográficas, que incluyen algunas de las escenas o personajes reales más característicos, las carátulas de los videojuegos no buscaban mostrar los (limitados) gráficos del juego una vez en funcionamiento, sino precisamente mostrar la idea, el contexto, la belleza, el terror, o la acción que había inspirado tal videojuego. Se trataba de mostrar lo que el videojuego en sí no alcanzaba a mostrar por las limitaciones técnicas de la máquina donde se ejecutaba. Algo similar a las portadas de los libros de Ciencia Ficción, para llegar con la portada donde las palabras no llegaban.

Y ahí entraron en juego los ilustradores profesionales. Algunas compañías desarrolladoras de videojuegos recurrieron a profesionales del pincel, normalmente provenientes del mundo del cómic, para crear la magia que necesitaban para las carátulas y posters de los videojuegos. Nombres como Alfonso Azpiri, Luis Royo, Juán Giménez, entre muchos otros, llegaron a ser muy conocidos en el mundo de los videojuegos. Y volcaron toda su imaginación y fantasía, que no era escasa, en aquellas carátulas, desde entonces desbordantes de realidad, con misteriosas y bellas guerreras de mirada altiva, extraños e intrigantes paisajes nunca vistos antes, y guerreros y armas y naves, que disparaban la imaginación de quien las contemplaba. Y la idea funcionó, ¡vaya si funcionó! Muchos de aquellos videojuegos serían principalmente recordados por las ilustraciones de sus carátulas, más que por los gráficos o el juego en sí. Muchos jugadores confesaron años más tarde que fue la portada la causa principal para adquirir uno u otro juego.

Si, una época que hace ya tiempo que pasó, cuando los gráficos generados por las máquinas alcanzaron un nivel de realismo impensable solamente unos años antes. Ahora, ni tan siquiera en formato físico, hasta las carátulas y las cajas y estuches han desaparecido, y los juegos en formato digital se promocionan mostrando sus impresionantes gráficos. Pero somos muchos los que añoramos aquellas ilustraciones de las carátulas que, antesala de lo que encontraríamos en el videojuego, ayudaron enormemente a disfrutarlos con todos los sentidos."

Eduardo Mena
Profesor Catedrático de Universidad
Asociación RetroAcción
Museo de Informática Histórica de la Univ. de Zaragoza

A continuación resumimos el impacto de dicha colaboración entre Laberinto Gris y RetroAcción:

El viernes 10 de febrero de 2023, de 18:00-21:00, se celebró una jornada de puertas abiertas para visitar la exposición en la sede de Laberinto Gris (Av. de Cesar Augusto 83, Zaragoza), durante la cual, a las 19:00, Eduardo Mena, como miembro de RetroAccion y director del MIH, dió una charla a los visitantes sobre la obra de Royo en el contexto de las portada de los videojuegos de los 80 y 90; le siguió el autor de la obra, Luis Royo, que destacó varios aspectos acerca de la singularidad plástica de esos años, la forma de trabajar, y los distintos campos en los que se aplicaba su trabajo. Tras algunas preguntas por parte del numeroso público, se cullminó con una sesión de firmas por parte de Royo que se alargó sin interrupción hasta el final de la jornada.

Impresionante la cantidad de gente que asistó a esta jornada de puertas abiertas, muchos de ellos de fuera de Zaragoza.

El martes 28 de marzo, aprovechando la coincidencia de la exposición de Royo y la celebración de RetroMañia 2023, como parte de las actividades de este evento se organizó una visita a dicha exposición.

En resumen, ha sido todo un honor para nosotros (además de una asignatura que teníamos pendiente desde hacía tiempo) poner nuestro granito de arena para resaltar el trabajo de Luis Royo y su gran e inolvidable aportación artística en aquella época.

Equipo de RetroAcción implicado en el evento Exposición y charla: Eduardo Mena Otras tareas: Jordi Bernad